jueves, 13 de junio de 2013

Gomocho, nuestro SCAMPER

Esta actividad, el SCAMPER, creo que nos ha motivado mucho a todas. 
Cogimos la primera edición del un cuento que nos gustase y lo cambiamos dejando tan solo la esencia del cuento, pero cambiando los personajes el marco y otros elementos. 
Pienso que la parte que más nos gustó fue que no es un cuento en formato papel, sino que teníamos que contarlo con manualidades. Estas fueron las nuestras:



Nuestro SCAMPER, la historia relatada, es esta, "Gomocho":

Érase una vez... En un colegio, no muy lejano, había una clase cómo la nuestra; con niños, montones de juguetes y una “seño” muy especial, con la que todos los niños se llevaban muy bien.
La seño se llamaba Celeste y era especial porque tenía el pelo largo y ¡azul!.

Un día, Celeste, trajo a la clase un material muy divertido con el que trabajar. Cuando los niños lo vieron de lejos creían que era cartulinas, pero, cuando la “seño” se acercó, les explicó que  era goma-eva y que podía hacer con ella las figuras que quisieran; podían hacer flores, animales, coches... ¡Incluso dinosaurios!


María hizo una cometa, Manuel quiso hacer una hormiga, Lidia consiguió hacer un camión ¡gigaaaaaaaante!. Todos los niños hicieron cosas alucinantes.
 Alberto, el niño más travieso de la clase, hizo un niño e intentó que se pareciese todo lo posible a él. Le pidió consejo a sus amigos para ponerle nombre a su muñeco; María le dijo que podía llamarle José, como su padre, Lidia le dijo que podía ponerle Toby, pero Alberto le contestó que ese no era nombre para un muñeco.
Manuel dijo :“¡Ya sé!. Puedes ponerle Goma, Gomo... Gomocho!”.
¡Ese nombre sonaba muy divertido! Alberto aceptó la idea, y Gomocho se quedó.

Todos los niños jugaron con sus muñecos recién hechos en clase, siguiendo con atención las órdenes de la “seño” Celeste: había que recoger lo que habían usado para jugar, no valía pintar en las mesas, ni quitarles cosas a los compañeros y mucho menos pegar.
Los niños, obedientes, hicieron caso a la “seño” y dejaron todo limpio. Excepto Alberto, que remoloneó todo lo posible para que sus compañeros hicieran el trabajo por él.
Celeste le tuvo que regañar varias veces para que dejase de desordenar y recogiera.Más tarde también tuvo que avisarle de que debía lavarse las manos para comer, además de repetirle que tenía que tomarse el desayuno entero, que tirase las cosas a la papelera cuando terminase, que no podía colarse en la fila, y que no le tirase del pelo a María.

Llegó la hora de salir al recreo y todos los niños decidieron dejar sus figuras en clase para que no se estropeasen. Lo que ellos no sabían era que en clase iba a suceder algo extraño...

La clase estaba en silencio, y se escuchó una voz muy bajita y temblorosa que susurrando decía:
-       “¿se han ido todos ya?”
-        “¡Pues claro que se han ido todos, es la hora del recreo!” dijeron Zorro y Gato, los peluches.

¡¿QUÉ?! ¡¿Los juguetes hablaban!? Sí, en esta clase sí, y pronto fueron todos a conocer a sus nuevos compañeros, los figuras de goma-eva.

Gomocho cometió un error, se hizo amigo de Zorro y Gato, los peluches. Pepita, La Mariquita, que sabía mucho, le advirtió que no eran nada buenos, aunque ellos le prometiesen que se lo iban a pasar en grande.
Gomocho pensaba que eso no era malo, porque su dueño, Alberto, siempre lo hacía, así que no le hizo caso a Pepita y se fue a dar un paseo por la clase con sus nuevos amigos.
Zorro y Gato le enseñaron dónde estaban los títeres, que hacían fiestas donde bailar y cantar a cada instante, también vio todas las marionetas que había...
Mientras iba andando le llamó la atención una de madera que se parecía bastante a él... Pero de repente ¡PLOF! Se chocó con algo que parecía bastante grande...
- Miró hacia arriba y exclamó: “¡Hala! ¿Y esto qué es?”
Zorro y Gato les explicaron que era el cofre donde todos los niños guardaban los disfraces...
- “Pero, pero... ¿Con forma de ballena?. ¡Es genial!”, dijo Gomocho

Los juguetes estuvieron divirtiéndose mientras los niños no estaban, sacaron todos los disfraces, los libros, habían investigado en las mochilas por si por suerte quedaba algún bocadillo olvidado... Pero justo en ese momento escucharon la sirena que anunciaba el final del recreo, ¡Todos los niños estaban subiendo a la clase!.
Gomocho se puso muy nervioso, ¡Todo estaba por medio y nadie había recogido nada! Presa del pánico se metió dentro del Cofre Ballena y ¿cual fue su sorpresa? ¡PATAPLAF! El cofre se cerró y Gomocho no podía salir. Se quedó pensando lo feliz que sería fuera de esa ballena.

Cuando los niños entraron a la clase se encontraron todo patas arriba. Todos miraron a Alberto, que era el que solía hacer esas travesuras. La “seño” Celeste le regañó pensando que había sido él, pero viendo que Alberto lo negaba y sabiendo que él no había entrado a la clase, le pidió perdón.
¿Quién había sido? ¿Quién había revuelto todo? Los niños tuvieron que ordenar toda la clase, y todos encontraron su figura, menos Alberto, Gomocho no aparecía por ningún lado.

A la hora de la salida Alberto iba muy triste, no había encontrado a su muñeco...

A la mañana siguiente en clase la “seño” Celeste les preguntó a todos que cómo se habían portado. Todos contestaron que se habían portado muy bien, incluso Alberto. Y la verdad es que Alberto no se había portado del todo bien... ¡Toc! Se escuchó un golpe cerca... Todos miraron alrededor, aunque nadie vio nada.
 La “seño” preguntó que quién se había lavado los dientes... Alberto volvió a mentir... ¡Toc!... “¿Quién ayudó ayer a su mamá?”... “¡Yo!”, exclamó Alberto... ¡Toc! Otra mentira...

Ahora sí, todos miraron al Cofre Ballena y allí, de un agujero, vieron algo puntiagudo salir. Alberto reconoció aquello, ¡Era la nariz de Gomocho! ¡Qué alegría! ¡Su muñeco había aparecido!
Alberto sacó rápidamente a  Gomocho de entre todos los disfraces.
La maestra, viendo la alegría de Alberto quiso hacer un trato con él, si no volvía a mentir y si no se portaba mal nunca más, Gomocho sería la mascota de la clase. Y así fue. Todos los niños celebraron lo buen amigo que ahora era Alberto regalándole cosas para su muñeco: un peto rojo brillante, una pajarita, un sombrero, ¡una pluma para el sombrero!...

Alberto y Gomocho eran muy amigos, y todos los compañeros de la clase los querían muchísimo.
Y colorín, colorado, está historia de Gomocho se ha terminado.

Ficha de un libro. El elefante de los mocos

DATOS DEL LIBRO
Autor: Montse Ganges                           Ilustraciones: Imampla
Título: El elefante de los mocos
Editorial: Combel Ciudad: Barcelona  Año: 2009     
N.º edición: 1.ª
Colección: Aprender es fantástico       Número: 03     Edad recomendada: De 0 a 5
RESUMEN
En primera persona cuenta que su pañuelo de mocos no es normal, describe el acto de limpiarse los mocos por un niño. El niño se suena y se suena hasta que su pañuelo se convierte en un elefante de color verde.
TEMAS QUE TRATA
El hábito de sonarse los mocos
VALORACIÓN
aAspectos pedagógico-didácticos
Es un libro corto y sencillo, lo que nos hace pensar que debería usarse con niños de 0 a 5 años. El tema también nos inclina hacia estos, puesto que sonarse los mocos es algo que aprenden los niños en sus primeros años de vida.
b) Aspectos lingüísticos
El lenguaje es fácil y comprensible.
c) Aspectos estético-literarios
El libro llama la atención por su color, predomina el verde pistacho y las ilustraciones son redondeadas y sencillas.
d) Aspectos iconográficos
Las ilustraciones ocupan casi la totalidad del libro, una página es dedicada a una ilustración (vemos cómo se va formando el elefante) y la página de al lado nos da una breve descripción de lo que está pasando.
e) Aspectos lúdico-creativos
Al final del libro podemos despegar del cartón al "elefante de los mocos", lo que es algo bastante atractivo para el niño.
f) Aspectos materiales
El libro es de cartón, por lo tanto fácil de manejar para los niños más pequeños. La letra es grande y clara, en mayúscula.

PROPUESTA DE ACTIVIDADES
Actividad 1 - Tipo: Antes de la lectura
Podemos decirles el título del libro en la asamblea y que los niños imaginen sobre qué tratará. Hacer preguntas sobre el color del elefante, por qué creen que es el elefante de los mocos...
Actividad 2 - Tipo: Durante la lectura
Cada vez que el niño se suene los mocos en el libro ellos deberán hacer el ruido y le preguntaremos qué creen que le está pasando al pañuelo.
Actividad 3 - Tipo: Al final de la lectura
Enseñarles la relación entre el sonido que hacemos al sonarnos los mocos y el berrido de un elefante viendo un corto vídeo sobre este sonido. www.youtube.com/watch?v=vSy82vG6H3w

Realizamos esta ficha sobre un libro que nos interesase buscado en la biblioteca de la facultad.

Biblioteca de aula y bebeteca

Realizamos una actividad que consistía en crear nuestra propia biblioteca de aula (para niños de 3 a 5 años) y nuestra propia bebeteca (para niños de 0 a 3 años). Cada una de ellas debía llevar 10 libros, 5 de literatura infantil y otros 5 de carácter informativo. Es decir, entre todo, teníamos que recopilar 20 libros investigando en la página www.canallector.com. Cuando los tuviesemos debíamos etiquetarlos con pegatinas que indicasen los temas que trataban, yo escogí temas como: los colores, los animales, el entorno, conocimiento del propio cuerpo, los números, la vida diaria...

Para este trabajo he intentado recopilar libros de temas variados, puesto que después íbamos a tener que usarlos en el examen. También he escogido los libros que me parecían curiosos y contaban temas del día a día desde puntos de vista diferentes.

Descripciones

Esta es una de las primeras prácticas. Teníamos que describir dos imágenes proyectadas y un objeto dado por la profesora.

1)      En la imagen vemos dos paredes que se unen haciendo esquina hacia dentro. Por la luz y viendo que hay una ventana deduzco que nos encontramos en un patio.
La pared que se encuentra delante nuestra es de color amarillo huevo y la perpendicular, que se encuentra a nuestra izquierda es blanca y en ella hay colgadas dos vasijas que sirven de macetero para unos geranios de flor roja.
También en la pared amarilla encontramos (como antes he dicho) una ventana. La reja, azul, tiene forma de cruz, vemos una persiana (también azul) bajada un poco, y detrás podemos apreciar un cristal translúcido que nos deja ver qué hay detrás. En la parte baja de la ventana encontramos el alféizar que es de losetas de cerámica.

2)      En esta fotografía vemos un primer plano de una niña con el pelo castaño claro despeinado, sentada en lo que parece ser (por lo poco que vemos detrás de ella) una silla de playa.
La niña sostiene con su mano derecha (cerca del objetivo de la cámara que toma la foto) un tenedor, de esta forma el tenedor tapa la mitad de su cara, pero entre los dientes del tenedor nos deja ver sus grandes ojos azules.
La niña lleva una camiseta gris con el cuello y el borde de las mangas blanco, y en la parte de debajo de la foto vemos el borde de un plato.

3)      Nos encontramos ante lo que parece un botecito de óleo pero se trata de un bote de crema de manos. Es plateado per tiene una pegatina por delante y otra por detrás. En la parte de delante vemos en la mitad de arriba un dibujo de una rosa en color rosa claro con el fondo de color granate y en la parte de abajo describe el contenido del tubo en francés y la marca de la crema, L’Occitane. Esta, con el fondo beige y las letras en el mismo tono granate que el fondo del dibujo de la rosa. A los lados se ven dos semi-óvalos de color rosado.
La pegatina de detrás nos muestra un texto con la composición química y un código de barras.
El tapón del tubo es negro y enroscado.


Cuento real: Los amigos del cocinero

Esta vez tocó realizar un cuento de una escena cotidiana, sobre algo real… Pero al realizarlo no sabía cómo terminar y tan solo se me ocurrió terminarlo con elementos fantásticos, unos duendes.

Aunque no cumpla todas las normas, espero que os guste:

Manu es un niño al que le encanta ver la tele, la ve a todas horas, excepto cuando duerme.

Un día, viendo un programa de cocina por la tarde con su madre, vio que algo extraño sucedía… Cuando el cocinero ensuciaba algo, al instante la suciedad desaparecía y todo estaba reluciente. Su madre le decía que era el cocinero quien lo limpiaba todo, pero Manu no estaba tan convencido…

Después de muchos días investigando, preguntando y pensando no llegaba a una conclusión, así que decidió ir a visitar a aquel famoso cocinero.

Cogió a Cubo, su perro, y emprendió un largo viaje hasta la cocina que veía en la tele. Cuando llegó, buscó al cocinero y le preguntó cómo hacía para que todo estuviese tan limpio en un segundo… ¡Él también quería hacer eso cuando tuviese que limpiar su habitación!


¡El cocinero le dijo que tenía unos duendes trabajando con él! Tres pequeños duendes que Manu no creía estar viendo.


Story Cubes: ¿De quién es esta bolsa?

                La profesora nos dio unos dados en los que aparecían distintas imágenes en cada una de las caras, por lo tanto, cuando los tirabas aparecían diferentes elementos con los que debíamos construir una historia. Los míos fueron: un cáliz, engranajes, una serpiente, una carpa (de circo), una nota musical, una bacteria, una bolsa de tela, un escudo y un caldero.

Con estos elementos conseguí escribir este cuento:

                Érase una vez María, una niña que vivía con sus padres en un lugar un tanto peculiar, un circo, con una mascota no muy común para una niña de su edad, una serpiente.

Una tarde, durante la función de sus padres circenses en un pueblo muy lejos de aquí; decidió salir a investigar el lugar… Siempre acompañada de su serpiente, la niña anduvo toda la tarde hasta llegar a un valle. Se llevó una gran sorpresa al tropezarse con una bolsa gigante; invadida por la curiosidad decidió investigar qué había dentro y encontró unos engranajes extraños, un cáliz que parecía muy antiguo y un escudo. Terminó de hurgar en la bolsa y emprendió un largo camino para encontrarle dueño… A mitad de camino escuchó una extraña música que venía de una casa cercana. Se apresuró para mirar por la ventana y vio a una bruja limpiando un caldero que debía tener un montón de bacterias, estaba muy muy sucio…


La bruja la miró y para su sorpresa aquella bruja no tenía pinta de ser malvada, era una bruja buena… Una bruja buena, pero triste, porque acababa de perder su bolsa de objetos favoritos.


Cuento fantástico: Su majestad el caballo

En esta nueva práctica teníamos que inventar un cuento fantástico a partir de una frase. La frase que elegí fue:

- Érase una vez un príncipe al que le gustaba mucho ir a caminar por el bosque…

Y este fue el cuento que creé:

Érase una vez un príncipe al que le gustaba mucho ir a caminar por el bosque… Un día, en uno de sus paseos, tuvo tan mala suerte que se topó con una malvada bruja que estaba experimentando con una nueva pócima.

La bruja quiso engañar al príncipe, que estaba sediento, ofreciéndole un rico zumo de frutas que realmente era la nueva pócima. El príncipe no dudó en bebérsela y, horas más tarde, notó cómo su cuerpo estaba cambiando… ¡Se había convertido en caballo!

El príncipe, asustado, corrió hacia palacio en busca de su padre, el rey, para que le ayudase, pero no podía hablar, era un caballo… ¡Tan solo conseguía relinchar!


Al Rey le gustó mucho ese bonito caballo salvaje, decidió adoptarlo y guardarlo en las caballerizas para cuando llegase su hijo, el príncipe, de su largo paseo por el bosque.



Binomio fantástico: El perro de la pelota

Esta práctica consistía en crear un cuento con las dos palabras (un animal y un objeto) que te diesen dos compañeras, a mi me dieron "pelota" y "perro", y este es el cuento que inventé:

Érase una vez... Bueno, no, mejor no... Éranse muchas veces… Y digo esto porque esta es una historia un poco disparatada.

            Esto no pasa en un lugar muy muy lejano, sino en un lugar muy muy cercano, concretamente en un pueblo llamado “Aquí”.

            Los habitantes que Aquí vivían bajo un hechizo (pero en eso no nos vamos a entretener ahora). El caso es que estos habitantes eran un poco peculiares… No eran familias tal y como las conocemos, sino que entre ellos podíamos conocer a los electrodomésticos, una familia apasionada por la comida, la cocina y las tareas domésticas… También se encontraban en el vecindario la familia Juguete; y aquí es donde empieza nuestra historia…

            La familia Juguete era una familia feliz a la que le encantaba divertirse, ir de excursión y pasar el tiempo juntos, pero no todo era felicidad… Pelota, el hijo, llevaba un tiempo muy triste, no jugaba, no reía, a veces incluso ni hablaba…

            Mamá Parchís y papá Scalectric estaban muy preocupados, no sabían por qué su hijo Pelota no era feliz, no estaba contento… Buscaron soluciones por todo el barrio, por todo el pueblo… ¡Por todo el país!... Hasta que dieron con la culpable de dicha tristeza ¡Era la bruja Bola de Cristal! ¡Ella era la que los había hechizado!

Pelota no era en realidad el hijo de la familia de los juguetes… Había otra familia. La familia deportes estaba buscando a su perro…


¡Pelota se puso contentísimo cuando vio a su verdadera familia!


Análisis de proyectos de lectoescritura

La primera actividad del segundo cuatrimestre fue analizar un proyecto de lectoescritura individualmente, para más tarde compararlo con el de otra compañera y elegir el que creíamos más adecuado.

Aquí os dejo la valoración del proyecto "La luna y las letras":

Es un método sintético y fonético, trabaja la grafomotricidad.
Posee ilustraciones multiculturales en las que se ven una niña negrita, pueblos de España, Alemania, etc). No aparecen agentes sexistas ni de religión.


Este proyecto trabaja primero la letra con palabras que contienen la letra aprendida y un dibujo. Ejemplo: i, iglú. Después hace frases cortas y termina haciendo una actividad de identificación de la letra.